El Arsenal recupera su mejor versión en el derbi frente al Aston Villa

La mejor versión del Arsenal volvió a tiempo para el derbi ante el Aston Villa, al que superó en el marcador y en el juego, llevando la batuta, el ritmo y las ocasiones (3-1). 

Celebró la grada del Emirates cada balón que tocó Smith-Rowe. El joven canterano fue por el cual se guiaron los de Arteta desde la media punta. Un técnico español que confió en Lacazette después de su gran segunda parte ante el Palace, con el objetivo de recuperarlo para la causa cuando ya parecía casi fuera. 

No tuvo muchas opciones de arrebatar el balón el Villa a los gunners, que se movían y se entendían a la perfección, llegando con pasmosa sencillez a campo contrario, donde se replegaban los de Dean Smith. 

Las ocasiones se sucedían. Aubameyang la tuvo en una osada tijera muy prontito e incluso marcaba en una jugada posterior que no subió el marcador por falta previa de Lacazette. No fue un delantero, sino Thomas, el que rompió el empate. El ex del Atlético de Madrid, después de golpear al palo en un disparo previo, se estrenó como goleador con la camiseta ‘gunner’ en un saque de esquina que no sabe ni como tocó pero que superó a Emiliano Martínez (23′). 

Aguantó el Aston Villa un rato más gracias a Emi, que paró un remate cantado a Saka. No pudo hacer nada más tarde. En el añadido de la primera Lacazette recibió un claro penalti de Targett que se pitó mediante el VAR. El argentino, todo un experto en la materia, adivinó el tiro de Aubameyang, que tuvo la fortuna de marcar el rechace (45′). 

Ings intentó cambiar la dinámica tras el paso de vestuarios en una acción animosa del Villa, la primera en todo el partido. Ben White se cruzó y se acabó ahí. Volvió el dominio ‘gunner’ y con ello el tercer gol, obra de Smith-Rowe. Pase al espacio precioso de Aubameyang y disparo del inglés que entró con algo de fortuna tras tocar en Mings y el palo (56′). 

Allí pareció terminar el partido, también para Lacazette, que antes de hora pidió el cambio por una lesión (una más) que pareció muscular. Esa relajación producto del marcador le costó unos minutos finales de nervios al Arsenal después del golazo de Ramsey (82′). Watkins casi tuvo el segundo al minuto, pero no pasó de allí la mini ‘crisis’ del equipo, que tiró de posesión para matar el partido. 

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