La selección de El Salvador volverá hoy al campo de la Copa Oro para romper tres grandes mufas de su historia: romper con 14 años de paternidad frente a su similar de Trinidad y Tobago, ganar su segundo partido en una misma edición del torneo y lograr la clasificación para cuartos de final antes de la última fecha de la fase de grupos.
En las vísperas de salir a buscar una victoria de tintes históricos y un importante refuerzo anímico para el proceso del seleccionador Hugo Pérez, el campamento salvadoreño de Frisco, Texas, se vio envuelto desde tempranas horas por la incertidumbre que provoca una nueva medida gubernamental para evitar las concentraciones masivas de gente. Una noticia que no solo afecta el futuro de la Selección, sino que además atentó con distraer la concentración de los jugadores.
Sobre el final del día, la octogonal no distrajo al grupo lo suficiente como para dejar de pensar en una Trinidad y Tobago a la que ya vieron el sábado cómo le arrancó un empate en la noche inaugural a la siempre favorita México. Un 0-0 que, según el timonel salvadoreño, no exime al rival de la responsabilidad de buscar la victoria tanto como al combinado cuscatleco