Los Bravos de Atlanta se impusieron en su casa por 2-0 a los Astros de Houston, con lo que tomaron ventaja de 2-1 en la Serie Mundial de las Grandes Ligas.
Con un dominio asombroso desde la lomita, sumado a la defensa, labraron un triunfo basado en sus lanzadores, pero también en el batazo oportuno.
No necesitaron demasiado de esto último. Fue con lo justo. Sobre la tercera entrada, Eddie Rosario se fue a primera base caminando. Luego, Freddie Freeman pegó un sencillo por el campo izquierdo para que su compañero se fuera hasta la segunda base.
Y entonces, tras el out de Ozzie Albies, apareció en la caja de bateó Austin Riley para pegar un doblete por la izquierda, que permitió que Rosario llegara hasta la caja registradora para ponerle el primer numerito a los cartones.
Para entonces, el dominio en la lomita de Ian Anderson, el abridor de los Bravos, era tremendo, al no permitir ni siquiera un imparable.
Su espectáculo de repertorio siguió hasta la quinta entrada, a donde se despidió con una enorme labor de cero hits recibidos, cero carreras, apenas tres bases por bola y cuatro ponches.
Después, llegaron en orden A.J. Minter y Luke Jackson, para la sexta y séptima entrada, y emularon la labor del abridor al no permitir imparables.